Trastorno obsesivo-compulsivo de la personalidad

Publicado Por: Lourdes González Melián

La característica esencial del trastorno obsesivo-compulsivo de la personalidad es una preocupación por el orden, el perfeccionismo y el control mental e interpersonal, a expensas de la flexibilidad, la espontaneidad y la eficiencia. Empieza al principio de la edad adulta y se da en varios contextos.

Las personas con trastorno obsesivo-compulsivo de la personalidad intentan mantener la sensación de control mediante una atención esmerada a las reglas, los detalles triviales, los protocolos, las listas, los horarios o las formalidades hasta el punto de perder de vista el objetivo principal de la actividad.

Son excesivamente cuidadosos y propensos a las repeticiones, a prestar una atención extraordinaria a los detalles y a comprobar repetidamente los posibles errores. El perfeccionismo y los altos niveles de rendimiento que se autoimponen causan a estas personas una disfunción y un malestar significativos.

Muestran una dedicación excesiva al trabajo y a la productividad, con exclusión de las actividades de ocio y las amistades. Se toman las aficiones o las actividades recreativas como tareas serias que exigen una cuidadosa organización y un duro esfuerzo para hacerlas bien. Pueden ser excesivamente tercos, escrupulosos e inflexibles en temas de moral, ética o valores.

Son rígidamente respetuosos con la autoridad y las normas. Son reacios a delegar tareas o trabajo en otros, insisten obstinadamente en que todo se haga a su manera y en que los demás se adapte a su forma de hacer las cosas. Pueden ser tacaños y avaros, y llevar un nivel de vida muy inferior al que se pueden permitir. Planifican meticulosamente cualquier detalle y son reacios a considerar la posibilidad de un cambio.

Suelen expresar afecto de forma muy controlada y se sienten incómodos en presencia de otras personas emocionalmente expresivas. Pueden experimentar dificultades laborales especialmente al enfrentarse a situaciones nuevas que exijan flexibilidad y transigencia. Su prevalencia es del 1 % de la población general.

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