TRASTORNO DE ANSIEDAD GENERALIZADA

Todos nos preocupamos por nuestra salud, nuestra economía y nuestras relaciones familiares.

Sin embargo, las personas con ansiedad generalizada se preocupan extremadamente por éstas y muchas otras cosas, incluso cuando hay poca o ninguna razón para preocuparse.

En ocasiones, estas preocupaciones hacen que las personas con este trastorno no puedan realizar sus actividades diarias.

El trastorno de ansiedad generalizada se desarrolla lentamente y suele debutar durante la adolescencia o juventud. Los síntomas con frecuencia empeoran durante períodos de estrés.

Se han descubierto varias partes del cerebro relacionadas con el miedo y la ansiedad. Los estudios sugieren que las preocupaciones extremas que acompañan a este trastorno pueden ser una manera de evitar o ignorar alguna otra preocupación más profunda.

Las personas con el trastorno de ansiedad generalizada pueden:

- Preocuparse demasiado por las actividades diarias.
- Tener problemas para controlar sus constantes preocupaciones.
- Ser conscientes de que se preocupan mucho más de lo que deberían.
- Tener dificultades para relajarse.
- Tener problemas para concentrarse.
- Tener problemas para conciliar el sueño o para permanecer dormido.
- Sentirse cansados todo el tiempo.
- Tener dolores de cabeza, de los músculos, del estómago o tener dolores inexplicables.
- Tener dificultad para tragar.
- Tener temblores o tics.
- Sentir irritabilidad, sudar mucho, marearse o sentir que les falta el aire.


El Trastorno de Ansiedad Generalizada (TAG) se caracteriza por un estado de preocupación excesiva, de por lo menos seis meses de evolución, acompañado de 3 o más de los siguientes síntomas:

- Trastorno del sueño.
- Tensión o contracturas musculares.
- Irritabilidad.
- Inquietud o impaciencia.
- Dificultades para concentrarse.
- Cansancio.

Esta preocupación lleva a quienes la padecen a vivir en un permanente estado de tensión y alerta, siempre anticipando la posibilidad de que ocurran acontecimientos negativos en el futuro.

La persona con TAG cree que vive en un mundo amenazante, difícil de controlar, y se considera a sí misma como sin recursos suficientes para afrontar los problemas.

TRATAMIENTO PSICOTERAPÉUTICO

Existen diversas técnicas cognitivo-conductuales de probada utilidad para revisar y corregir el modo catastrófico en que la realidad es percibida y procesada.

Con la terapia cognitivo-conductual  se ofrece a la persona herramientas y técnicas para ganar control sobre sus síntomas, iniciando así el camino de la eliminación de los mismos.

El tratamiento es breve y focalizado en los problemas actuales. El tratamiento está dirigido a identificar y cambiar las ideas erróneas o pensamientos automáticos y las conductas no deseadas o condicionadas por la ansiedad o el temor.

El objetivo final es la recuperación de la vida libre de estados de ansiedad o de preocupación excesiva.

Pensar no es negativo. Lo es cuando nuestra mente se queda dando vueltas a nuestros pensamientos inútilmente produciendo sentimientos negativos, dando lugar al "efecto levadura": Un pensamiento que tiene lugar a partir de una pequeña idea o problema, pasa a generar más y más preguntas, nuevas relaciones de ideas (problemáticas y catastróficas), generando otros pensamientos negativos que se expanden, crecen y acaban por apoderarse de todo el espacio de nuestra mente.

El resultado es agotador. Lejos de encontrar respuestas o soluciones válidas acabamos en un callejón sin salida, presas de sentimientos de victimismo ("no podré salir de esta", "soy incapaz"), ansiedad ("mañana va a ser un día duro") y depresión ("mi vida no vale nada").


Las rumiaciones resultan nocivas porque afectan a nuestra capacidad para obtener respuestas y soluciones y, finalmente, puede arruinar nuestra salud física y emocional.

Hemos de tener clara una premisa "Yo no soy mis pensamientos".

Mis pensamientos están ahí, dispuestos a ser cuestionados, a ser tomados en serio, a ser transformados...

Desde ese punto de vista, nos desidentificamos de ellos y nos convertimos en observadores externos de nuestros propios pensamientos.

El remedio para la ansiedad que provocan las rumiaciones es vivir el presente.

Pon todos tus sentidos en aquello que estás haciendo en el momento presente. Descubre lo que te gusta y úsalo para cargarte de energía y alimentar tu autoestima. Ponte metas abordables que te dirijan hasta tu meta final. Finalmente, no olvides disfrutar del camino, pues hacerlo da fuerza y valor a la consecución de la meta.

TRATAMIENTO PSICOFARMACOLÓGICO

Los trastornos de ansiedad se desarrollan a partir de una variada combinación de aspectos genéticos, neuroquímicos, sociales y de la historia psicológica de quien los padece.

Por fortuna existen en la actualidad fármacos eficaces en la reducción de los síntomas de ansiedad.

Disponemos de psicofármacos específicos, orientados a atenuar los síntomas físicos, a favorecer un mejor descanso y a restablecer el estado anímico.

Los medicamentos indicados en el trastorno de ansiedad generalizada son:  Antidepresivos como ISRS (ej Paroxetina, Sertralina), Duales (Venlafaxina, Duloxetina) y Tricíclicos (Imipramina) además de ansiolíticos como las Benzodiacepinas (Diazepam).

Los fármacos corrigen disfunciones neuroquímicas de los circuitos responsables del control de la ansiedad a nivel cerebral y por tanto reducen de forma significativa hasta su eliminación la sintomatología propia de la enfermedad.

Los fármacos utilizados para el tratamiento del trastorno de ansiedad generalizada son seguros y eficaces, sin embargo pueden tardar varias semanas en hacer efecto.