TRASTORNOS DE LA CONDUCTA ALIMENTARIA

ANOREXIA NERVIOSA

La anorexia nerviosa es un trastorno de la conducta alimentaria que fue descrita por vez primera a mediados del siglo XIX.

Se caracteriza por:

A. Una distorsión de la imagen corporal y una implacable búsqueda de la delgadez.

B. Hay una pérdida deliberada de peso y un miedo intenso a ganar peso.

C. El peso corporal se mantiene al menos un 15% por debajo del peso normal esperado para la edad y la estatura correspondientes.

La pérdida de peso causa trastornos hormonales que pueden dar lugar a amenorrea en las mujeres y a disfunción eréctil y pérdida del interés sexual en los varones.

Generalmente se inicia en la adolescencia. Es 10 veces más frecuente en mujeres que en hombres.
Se estima que entre el 0,5 y el 1% de las chicas adolescentes padecen anorexia nerviosa.

Se ha descrito la participación de factores genéticos en la vulnerabilidad a desarrollar la enfermedad.
Asimismo estos pacientes son a menudo excesivamente perfeccionistas, tienen una baja autoestima y pueden presentar rasgos obsesivos.

Factores estresantes como un fallecimiento en la familia pueden ser desencadenantes de la anorexia.

TRATAMIENTO

Cuanto antes se inicie el tratamiento, mayores son las posibilidades de recuperación. No obstante la anorexia nerviosa puede durar meses o años.

El tratamiento tiene como objetivo:

- Hacer que la persona recobre un peso saludable.

- Restaurar unas pautas alimentarias saludables.

- Abordar pensamientos, sentimientos y creencias en torno a la comida y a la imagen corporal.

Los fármacos se utilizan para promover la ganancia de peso, para tratar la depresión y la ansiedad además de disminuir la sintomatología obsesiva,así como para la prevención de recaídas.

Los inhibidores de la recaptación de la serotonina (ISRS) como la Fluoxetina, la Paroxetina, la Sertralina o el Citalopram son los que han mostrado un mejor resultado. Los ISRS también se pueden utilizar en combinación a fármacos neurolépticos como la Risperidona o la Olanzapina.

BULIMIA

La bulimia es el trastorno de la conducta alimentaria más frecuente en la población adulta.

Su prevalencia se estima en torno a 1-3% de la población, debutando frecuentemente en la adolescencia y en el inicio de la edad adulta. Se presenta en el 90% de los casos en mujeres.

La bulimia consiste en una falta de control sobre la comida, con una ingesta de grandes cantidades de alimentos en un corto periodo de tiempo (atracones), acompañada por conductas compensatorias como consumo excesivo de laxantes o vómitos autoinducidos.

El enfermo mantiene estas conductas en secreto, por lo que a veces es difícil que las personas de su entorno detecten el problema.

Una baja autoestima puede conducirá a una excesiva preocupación por el aspecto físico, lo que lleva a realizar dietas restrictivas alternadas con episodios de consumo incontrolado de comida lo que provoca un desequilibrio metabólico.

El paciente presenta sentimientos de culpabilidad como consecuencia del atracón, y su preocupación por engordar genera otras conductas como el vómito autoinducido y el abuso de laxantes.

La bulimia generalmente se presenta en pacientes con antecedente previos de anorexia nerviosa, y con un intervalo entre ambos trastornos de varios meses o años.

Los pacientes con bulimia manifiestan:

- Apatía.

- Fatiga.

- Irritabilidad.

- Cambios en el ritmo del sueño, lo que genera una pérdida de rendimiento laboral o académico.

Otros síntomas que se pueden apreciar en un reconocimiento médico son:

- Ligera distensión abdominal con presencia de estreñimiento.

- Hipertrofia de las glándulas parótidas.

- Pérdida del esmalte dental.

- Lesiones en la garganta.

- Desequilibrio de electrolitos.

- Edemas en extremidades.

- Abrasiones en el dorso de las manos.

Todo estos síntomas son debidos a la inducción al vómito.

El uso de laxantes y diuréticos produce desequilibrio de los electrolitos.

Además en las mujeres es frecuente la aparición de irregularidades en el ciclo menstrual o amenorrea.

Se han identificado los siguientes FACTORES DE RIESGO para desarrollar bulimia:

- Hacer dieta: Al dejar de ingerir carbohidratos, la persona se priva de un importante supresor del apetito, lo que hace que sienta un deseo incontrolable de comer. Además, las dietas estrictas pueden afectar a ciertos neurotransmisores cerebrales como la serotonina, lo cual predispone a la bulimia.

- La influencia social: Para conseguir ser aceptados socialmente, los jóvenes tratan de modificar su apariencia física utilizando métodos que ponen en peligro su salud.

- En las personas más vulnerables: Circunstancias adversas como el divorcio de los padres o el fallecimiento de un ser querido pueden ser desencadenantes de la enfermedad.

- Antecedentes de trastorno de la conducta alimentaria en la familia.

- Baja autoestima, perfeccionismo, excesiva preocupación por el peso y la figura.

TRATAMIENTO

Es necesario emplear un tratamiento multidisciplinar cuyo objetivo es que la persona mejore su autoestima y se acepte a sí misma para que restaure su equilibrio emocional y sea capaz de adoptar un estilo de vida saludable.

Los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS como la Fluoxetina) son eficaces para reducir la frecuencia de los atracones y los vómitos autoinducidos, influyendo también en la mejoría de la ansiedad y la depresión asociada frecuentemente a la bulimia.

La terapia cognitivo conductual influye en el concepto del paciente de su peso, mejora su autoestima, además de mejorar las relaciones sociales del paciente.